La utilización del ecógrafo en biorretroalimentación tiene una relativa larga historia. Algunos autores utilizan el ecógrafo para evaluar porque permite medir el tamaño del músculo que es una medida directa de la atrofia (e hipertrofia) de un músculo. En la lumbalgia parece ser que se produce una atrofia del músculo multifidus en el nivel vertebral en el lado donde se produce el dolor. Otro músculo que también estaría afectado es el transverso abdominal. Otro aplicación, complementaria de la anterior, es utilizar la ecografia como una forma de biorretroalimentación para reeducar la contracción muscular. Para recuperar el músculo multifidus es necesario realizar ejercicios específicos y la biorretroalimentación, en este caso ecográfica, pudiera ser un buen método.
La ecografia funciona enviando impulsos de ultrasonidos al cuerpo y las refracciones producidas del tejido nos permite producir imágenes de las estructuras internas. Se suelen utilizar frecuencias de 1 a 10 MHz. Actualmente se está buscando realizar las ecografias en movimiento y poder ser utilizado con biorretroalimentación.
Desde nuestro punto de vista no es una manera óptima de utilizar la biorretroalimentación por varias razones: su coste, la calidad y presentación (ciertamente compleja) de la imagen, dificultad para transportar, en algunos sujetos (con sobrepeso) puede ser dificil de utilizar debido a la profundidad del tejido subcutaneo, el aprendizaje de la técnica, posibilidades de equivocación por parte del entrenador y ciertas dudas que existen sobre su seguridad. Sin entrar en hacer un análisis de los distintos ecógrafos en el mercado y si descartamos los ecógrafos de mano que nos proporcionan una imagen que no es adecuada para la biorretroalimentación, un ecógrafo portatil básico ( la imagen de la derecha) pero suficiente para nuestro trabajo costaría unos 3000 € (el modelo WED 9618 de Welld se vende en tmamedica.com por 3229,20€ y pesa 11, 5 kg)
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