miércoles, 24 de agosto de 2011

El perineómetro de Kegel (1)


Kegel ya a los 54 años redirige su vida posiblemente afectado por sus años trabajando con el Ayuntamiento de Chicago con problemas de salud desde un enfoque psicosocial. Y la redirige con una docena de interesantes artículos (y una carta al director para discutir sobre el informe Kinsey y el orgasmo vaginal) que iniciaría una línea de investigación que no ha tenido la continuación que a todos nos hubiera gustado que la tuviera. Kegel es famoso por sus "ejercicios Kegel" pero Kegel no imaginó nunca que fueran utilizados aisladamente sin el aparato que el diseñó: el perineómetro.

De hecho los ejercicios de Kegel, aunque bien sistematizados, son una idea que ronda sobre la cabeza de los médicos desde el siglo XIX. Si repasamos los manuales de la época, Gellhorn (1923) aconseja ejercicios metódicos del suelo pelvico, Hinman (1935) nos dice que "los esfínteres se pueden fortalecer por el esfuerzo voluntario de parar y comenzar el flujo de orina en el momento de la micción" y Davies (1938) remarca el valor paliativo y profiláctico de este tipo de ejercicios. Los ejercicios parecen fruto de una época y muchos autores hablaban de ejercicios dirigidos a mujeres: Ralph D. Hoard patentó (1933) un ejercitador para el músculo levator ani y ya hablaba de estos ejercicios.

Por esto, lo verdaderamente novedoso, aunque es verdad que también había algunos intentos anteriores, fue el perineómetro que diseñó para ser utilizado con los ejercicios ¿Por qué se fue abandonando el procedimiento que diseñó Kegel, de entrenamiento con ejercicios y con el perineómetro? La respuesta nos la da Perry (Perry fue un continuador de la obra de Kegel): el matrimonio Kegel construía el perineómetro en su casa (según sus palabras: "ensamblaban los componentes -literalmente- en la cocina de su casa". La esposa de Kegel continuó su fabricación hasta unos años después de la muerte de Kegel. Desde que empezó hasta que dejó de fabricarse -treinta años- el precio se mantuvo igual (39.95$). La industria médica fue perdiendo su interés por el aparato y a falta de comercialización, los clínicos fueron utilizando los ejercicios ya sin perineómetro.


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