El hecho de haber introducido en las dos últimas entradas la utilización del perineómetro como instrumento artístico necesita unas notas introductorias que lo justifique. Durante las décadas de los sesenta y setenta la biorretroalimentación se incorporó al mundo artístico dentro del contexto de la música experimental y del arte en general.
El interés de trabajar con la biorretroalimentación y la música surge de artistas de Fluxus y fue promovido por John Cage (en la fotografía) padre de la música experimental. La composición de John Cage, 4´ 33´´ de 1952 (podemos ver tanto la no tocada para piano como la realizada con orquesta en internet) transformó, sobre todo, el arte de escuchar. La obra, que es una pieza clave de la música contemporánea, es cuatro minutos treinta y tres segundos de silencio ya sea del pianista o de la orquesta completa. Al "escuchar" la pieza, sin prejuicios y aún sabiendo "de que va", la atención se centra en todos los sonidos que ocurren en ese tiempo -incluidos los sonidos del propio cuerpo, en lo que ocurre y en si mismo como oyente.
Basándose en el concepto de Cage de "proceso indeterminado" surgen las primeras composiciones de Alvin Lucier con la utilización de las ondas cerebrales. Lucier se encuentra con Cage y David Tudor en Roma y decide, con el apoyo de Cage, seguir su propio camino. Con la colaboración del físico Edmond Dewan desarrolla su primera obra "Music for Solo Performer" (1965) que es la primera obra donde se utilizan ondas cerebrales para producir música. Lucier se sentó tranquilamente en una silla mientras un asistente le colocaba la pasta conductora y los electrodos. Después sentado con los ojos cerrados, Lucier entró en un estado de meditación. Sus ondas alfa se amplificaban y producían señales eléctricas que utilizaba para tocar instrumentos de percusión distribuidos a lo largo de la sala (cajas de música, gongs, latas metálicas de basura, cajas de cartón, bombos, timbales y cuerdas de piano). En otra obra posterior, Clocker (1978) también utiliza biofeedback y la reverberación.
Richard Teitelbaum realiza Spacecraft (1967) utiliza varias señales biológicas entre ellas ondas cerebrales (EEG) y señales cardiacas (EKG).
Simultaneamente Manford Eaton trabaja en el Orcus Research y publica en 1971 un manifiesto titulado "Bio-Music: Biological Feedback Experiential Music Systems.
En Francia, el cientifico Roger Lafosse propone junto con el músico Pierre Henry varias exhibiciones (performance) a lo largo de 1971 titulado Corticalart.
Ya en los noventa dos científicos Benjamin Knapp y Hugh Lusted empiezan a trabajar con un interfaz llamando BioMuse que permite controlar varias funciones del ordenador mediante señales biológicas del tipo EEG y EMG. En 1992 Atan Tanaka realizó una composición con el Bio Muse como controlador.
Ya en este siglo son decenas de músicos y científicos que trabajan con biorretroalimentación como una forma de arte. Podemos citar, como ejemplo, a Nean Cathod con Cyber Mondrian(2001), David First con Operation Kracpot (2002), Mariko Mori con Wave UFO (1999-2002) y Massimiliano Peretti (2005) con Amigdalae. En nuestra medio en castellano Claudia Robles-Angel, colombiana, con Inside Out (2009) y Rafael Lozano-Hemmer, mejicano, con Pulse Spiral (2008) con una bella escultura de 400 bombillas que responde al sensor de la tasa cardiaca de los participantes, un buen ejemplo de que no solo la música fue la única que se ha relacionado con el biofeedback sino también la escultura y todas las artes.
El si esta aplicación de la biorretroalimentación se mantendrá en el futuro con la vigencia que lo está haciendo en la actualidad no lo sabemos. Para ver las novedades os invitamos a que vayais al simposium "Tangible Feeling" sobre EEG (y biofeedback) para las Artes que se celebrará durante tres días (del 16 al 18 de septiembre de 2011) en Bruselas con talleres y actuaciones (http://www.imal.org/en/more/tangible-feelings-bios).
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